Los textos de la Palabra de Dios que se proponen para la celebración eucarística tienen la finalidad de acompañarnos o guiarnos en nuestra preparación para la gran fiesta de la Pascua. Pero una razón es preciso aclarar: ¿qué es lo que celebramos en la Pascua?
En forma general podemos afirmar que celebramos la Pascua de Jesús, nuestro Señor. Celebramos el misterio de su muerte y resurrección.
Pero es preciso revisar toda la enseñanza; y este ciclo A nos ayuda a entender mucho mejor que este misterio de Jesús, su Pascua, nos lleva a una nueva vida. Una nueva vida que es guiada por el Espíritu Santo. Este misterio pascual nos enseña que el día en que Jesucristo resucitó se presentó a los discípulos haciendo unos gestos creadores, digo así porque son los mismo gestos que están en el primer capítulo del génesis: Dios sopló sobre el hombre y le dio un espíritu de vida; ahora Jesucristo resucitado se acerca a los discípulos y les sopla su Espíritu, que nos da una nueva vida.
Es así que si tenemos una preparación consciente para la Pascua, veremos que vamos hacia una nueva creación, a una nueva humanidad. El día de la Pascua recordamos nuestro bautismo y Jesús le dijo a Nicodemo que es preciso renacer por el agua y el Espíritu para entrar en el reino de los cielos. Eso es lo que celebramos: el don del Espíritu Santo que se anuncia ya en este tercer domingo de cuaresma. Esta es el agua viva que Jesús nos dará y nos hará aspirar a una nueva vida, hasta la vida eterna.
Así Dios nos conceda entenderlo y disfrutarlo. Amén.
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