El domingo del Buen Pastor me trae mucho buenos recuerdos, porque siendo el día de mi ordenación sacerdotal estaba yo muy flaco, rodeado de mi familia, mis hermanos, mis papás, Y aunque han pasado tantos años ni se me hacen tantos. He pasado años de servicio en Atlixco, Cuetzalan, Ahuatlán, en la escuela, en La Galarza y ahora en Momoxpan, y son lugares distintos, con personas distintas, pero siempre con las muchas ganas de servir a esta mi Iglesia, que necesitan de la Palabra de Dios y que esperan que yo se los haga presente.
Es oportunidad también de repensar mi vida, de volver a consagrarme al servicio de esta Iglesia, con el mismo amor y las mismas fuerzas de mi primer día como sacerdote. Es necesario reconocer que me hace falta mucho más la oración diaria, para encontrar sabiduría, fuerzas, razones para predicar y para ejercer este ministerio que se me ha encomendado.
Además de que me siento súper protegido por el amor de Dios cuento con las oraciones de tantos amigos, conocidos, de tantas personas de mi comunidad actual y de las anteriores; siento tanto el amor de Dios, que nomás es cuestión de volver a despertar para ponerme a su servicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me gustaría recibir sugerencias y apreciaciones sobre estos escritos.