Con la pascua nos viene la oportunidad de conocer los orígenes de nuestra Iglesia y revisar y proponernos nuevas actitudes y actividades para que nuestro pueblo, el Pueblo de Dios, conozca mejor y viva con entrega su fe.
No sería difícil el cambio de nuestro mundo si es que todos estuviéramos conscientes de la Nueva Alianza que Jesucristo vino a realizar con todos nosotros. Esto es lo que se anuncia en el Evangelio del segundo domingo de Pascua: "Reciban el Espíritu
Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados;
y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar".
Con el poder del Espiritu Santo se realizó la Nueva Alianza que consiste en el perdón de los pecados.
Con el poder del Espíritu santo se puede transformar este mundo en que nosotros vivimos si es que, para empezar, todos nos comprometemos a vivir como bautizados, como regenerados por la Preciosa Sangre de nuestro Señor Jesucristo.
Con el poder del Espìritu Santo nos hacemos conscientes de nuestras debilidades y de los pecados que se nos han perdonado cuando nos hemos arrepentido.
Con el poder del Espíritu Santo no regresamos a nuestra antigua miseria porque siendo atentos a nuestras debilidades somos fortalecidos para superarlas; nos hace fuertes y súperpoderosos para vivir esta vida nueva con caracterísiticas especiales de sinseridad y verdad.
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