Con mucha tristeza nos enteramos de la muerte de don Rosendo Huesca
De mi experiencia, afirmo que fue el hombre sabio que mantenía la sencillez ante todo, que guió a nuestra Iglesia arquidiocesana con todo su empeño, aunque le podríamos señalar muchas deficiencias, pero sus razones tenia y le hicieron mantenerse apreciado por toda la comunidad.
Me ordenó diacono el 8 de septiembre de 1984 y presbitero el 28 de abril de 1985
El mismo de destiinó a la parroquia de Santa Maria de la Natividad en Atlixco como Vicario Parroquial: el mismo me dio la noticia de mi cambio para ir a la parroquia de San Francisco de Asís en Cuetzalan y me sostuvo ahí durante 4 años y medio hasta que me hizo saber mi cambio para la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad, los Pinos, para estar cerca de mi casa y me recomendó vivamente disfrutar a mis papas.
Delante de ellos me hizo saber que me destinaba a la parroquia de san Andrés Ahuatlán y años después de explicó por que no me mandó a alguna parroquia de la sierra norte o mas alejada en el sur.
Un martes santo me llamó después de la misa crismal para decirme que iría yo a hacerme cargo de la escuela y ahí me mantuvo hasta ser aceptada su renuncia a la arquidiócesis.
Un recuerdo mucho mejor de su cercanía fue una noche que se puso a platicar conmigo a través del chat en la computadora, platica que duró mas de hora y media.
Y el mejor recuerdo. Fui a informarle de la muerte de mi papa el 13 de septiembre de 2013 y de inmediato me llevó a su capilla particular para platicar con nuestro Señor y darle gracias por haberme dado tal padre y también tal mamá.
Hoy, 25 de noviembre de 2017, falleció y todo mundo le desea haber sido recibido en la casa del Padre cargado de tanto buenas obras. El pastor, el amigo, el confidente, que tenia siempre una palabra de paz para compartir.
Bendito sea Dios por este gran ministro suyo.
Descanse en paz. Amen