domingo, 9 de septiembre de 2012

Moniciones en misa: cuidado…

Moniciones en misa: cuidado…

http://berbellin.wordpress.com/2012/08/27/moniciones-en-misa-cuidado/

Se puede definir “monición” como “un texto breve que se lee y sirve de introducción o explicación en algunos momentos de la misa o de alguna otra celebración litúrgica”. Parto del principio que no son elementos indispensables en la celebración, sino simples posibilidades. Por tanto, usar las moniciones y la forma de hacerlo, depende de quien preside la celebración.
A partir de aquí, quería comentar cómo las utilizo y para qué creo que pueden ser convenientes o no. Insisto. Pura apreciación personal de un servidor que no tiene más sentido que ofrecer mi personal punto de vista por si a alguien le puede der útil. Nada más.
Por principio apenas las utilizo. Para empezar me parecen innecesarias la mayor parte de las veces (la gente que va a misa habitualmente ya sabe lo que es cada cosa), y en no pocas ocasiones un incordio que no te deja vivir la celebración en paz. Cuántas veces no nos ha tocado “sufrir” moniciones sin parar a lo largo de toda la celebración: en la entrada, antes del acto penitencial, del gloria, en cada una de las lecturas, al credo, ofrendas, plegaria, padrenuestro, paz, comunión, post-comunión, despedida… y festival de avisos parroquiales. Esto no hay quien lo aguante ni en viernes de cuaresma. Creo que en esos casos más que ayudar contribuyen a poner de los nervios a los fieles. Bien está un día destacar algo, pero hacerlo habitualmente se puede convertir en algo insoportable.

 Pero es que además hacer una buena monición es todo un arte. La experiencia, sin embargo, nos muestra como en la mayor parte de las ocasiones las moniciones son o morcillas del párroco que va haciendo casi una serie de mini homilías a lo largo de toda la celebración, o una forma de destripar la propia celebración.
Seguro que todos recordamos las lecturas de ayer domingo. Imaginen una monición que dijera más o menos esto: “en la primera lectura escucharemos como Josué pregunta al pueblo que si desean servir al Señor o a otros dioses; en la segunda lectura Pablo nos recordará que hombre y mujer son una sola carne, finalmente en el evangelio Jesús preguntará a los discípulos si también ellos desean marcharse”. Esto es como si uno va al cine a ver una película de suspense y al empezar sale un señor y nos dice: “la película comienza con un asesinato, después contemplaremos dos chantajes, que se resolverán finalmente bien, para acabar con la detención del asesino que, evidentemente, es el mayordomo”.
Servidor para las moniciones suelo aplicar estos criterios:
1. Las menos posibles para evitar que vayan rompiendo el ritmo de la celebración. Por ejemplo, cuando vamos a empezar el padrenuestro una monición cortando el ritmo y explicando por enésima vez el sentido del padrenuestro, puede ser irritante.
2. Me parece interesante y generalmente muy conveniente una monición de entrada sobre todo en fiestas litúrgicas especiales, jornadas diocesanas y nacionales (domund, manos unidas, día del seminario…), y fiestas y memorias de los santos. Para los santos, por ejemplo, el libro de la sede es un tesoro.
3. Creo que las moniciones son imprescindibles en celebraciones especiales para que los fieles puedan comprender mejor los distintos ritos: vigilia pascual, viernes santo, dedicación de una iglesia, toma de posesión de un nuevo obispo o párroco…
4. Las moniciones SIEMPRE por escrito, para evitar la improvisación y morcillas innecesarias.
5. En alguna ocasión un pequeño detalle en un momento de la celebración puede ayudar. Antes hablaba del padrenuestro. Supongan que hemos leído justo ese evangelio. Quizá merezca la pena ese día recordar que es una oración recibida del Señor y que por eso tiene una riqueza especial y se debe rezar con toda el alma. Pero sólo ese día.
Insisto que es como yo lo veo. Y lo veo así después de escuchar a mucha gente. A veces los sacerdotes o los equipos de liturgia hacemos las cosas según nos parece dependiendo de nuestros gustos personales. Nos falta escuchar más a los fieles. En muchas ocasiones a los fieles, tanta monición, tanta introducción, tanta explicación… en lugar de ayudarles a vivir la misa con devoción, les pone de los nervios.
Para acabar. La mejor monición, una misa bien celebrada. La mejor monición a las oraciones del misal es ese “oremos” y conseguir un silencio que se masca.

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